jueves, 27 de noviembre de 2008
Este artículo sube cortesía de la dirección de Vanguardia Virtual



Integrados por un fin


LAS UNIVERSIDADES CUECEN LIDERAZGOS ESTUDIANTILES QUE PROPONEN CAMBIOS

Amín Abel Hasbún fue un estudiante eminente. Detrás de sus grandes y negros espejuelos respiraba un joven revolucionario y militante luchador contra los remanentes del trujillato. Graduado summa cum laude en ingeniería civil, el cuerpo de Amín fue velado en la explanada de la Facultad de Ingeniería después de que en septiembre de 1970, la policía de los doce años de Balaguer le pegara un tiro en la cabeza.

Amín fue secretario general de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) y fundador del Frente Estudiantil Flavio Suero (Feflas), uno de los grupos estudiantiles que gravitan en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Desde las primeras elecciones de la FED en 1962, la organización ha servido como tribuna para impulsar conquistas como la autonomía de la academia, libertad de cátedra y participación en el Consejo Universitario. Como Amín Abel Hasbún, otros jóvenes de distintas épocas como Tony Barreiro, Luis Ibarra Ríos, Narciso González y Amaury Germán Aristi guiaron tropas colmadas de ideas, valentía y brío.

El tiempo varió un poco la mística del movimiento estudiantil. La juventud de hoy se asocia pero no para tumbar el Gobierno desde la academia. Más bien procura cambios internos y organiza actividades extracurriculares sin que esto refleje desinterés por la política.

En las universidades burbujean aspiraciones y flotan cualidades de futuros líderes. Los centros privados no son huérfanos de esta dinámica. Mónica Peña, estudiante de Comunicación Social de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), presentó una plancha en las pasadas elecciones para dirigir el comité de su carrera. No ganó, pero la campaña le sirvió para alimentar la madera de lideresa que habita en su ser.

Su contendor y ganador de las votaciones, Joan Espino, atribuye el grado de desinterés juvenil en la política a la falta de credibilidad y confianza en los políticos de turno. En Santiago, y en poco tiempo, Espino logró nuclear decenas de jóvenes con una propuesta centrada en la participación.

Hace pocos días, durante la presentación de la emisora online Arrob@101, el joven, precursor del proyecto, manifestó: “El destino de una carrera se define por sus estudiantes.”

En el mismo recinto se manifiestan Manuela Martínez, Orlando Zacarías, Shanti Vásquez y Nelson Grullón, directivos de otras carreras, quienes aseguran que sus contemporáneos buscan propuestas que los integren, que no les prometa sueños, sino objetivos alcanzables.

Soluciones
Cuando los estudiantes de la UASD se manifiestan rara vez es para lanzar flores. Por norma, el discurso es reivindicativo. Casi siempre las voces universitarias procuran mejoras en distintos ámbitos de la academia o externan quejas sobre problemas sociales. Fernando Bonilla, inscrito en Mercadeo del Cursa-UASD, pertenece a la Vanguardia Estudiantil Dominicana. Candidato a la FED, Bonilla enfoca los escollos que, asegura, deben superarse para beneficio de sus semejantes.

A su juicio, agilizar trámites en la universidad como solicitud de récord de notas y certificaciones, es urgente, dada la tortura que significa hacer fila en la UASD o enfrentarse a la apatía y desidia de la mayoría de “servidores” universitarios. A Bonilla también le preocupa el clientelismo sembrado en la academia estatal, así como la obsolescencia de profesores y profesoras, en muchos casos muy irresponsables e incapaces de impartir la asignatura asignada.

En la Universidad Tecnológica de Santiago (Utesa) las carreras están en elecciones. Ezequiel Gil García, estudiante de comunicación social, aspira dirigir el comité de su carrera. En la universidad sufre el dolor del “yoísmo” y el letargo de los colectivos estudiantiles. Esto se evidencia en la inacción y “boca tapada” frente al aumento indiscriminado de créditos, y la falta de laboratorios, materiales didácticos y tecnológicos. En Utesa los estudiantes pagan 330 pesos por crédito y mil 25 pesos cada vez que se inscriben.

“Como estudiantes tenemos que asumir un rol estelar como aquellos tiempos en que primaban las ideas y se integraban por objetivos comunes basados en una mejor calidad de la educación. Nos urge una participación más activa en la elaboración de programas, valorando que el epicentro de la educación son los estudiantes pues sin nosotros y nosotras no hay universidades”, expresó.